viernes, 19 de diciembre de 2008

Cachete con cachete

Acabo de terminar mi cuarto año en la universidad, no puedo creer que ya haya pasado tanto tiempo desde aquel momento en que pise por primera vez esa aula y mi primer profesor me diera una primera introducción a la economía. Lo cierto es que a estas alturas muchos de mis amigos ya empezaron a trabajar, sea en un banco o en otro lado por ahí. Y mi madre no se queda atrás, ella también quería que su hijo mayor ya empezara a aportar al hogar. Bueno tuve que conseguir un trabajo. Aunque en estos tiempos es difícil, lo conseguí (con ayuda claro, en estos tiempos todo es vara, que barbaridad!). Me siento contento en esa oficina, aunque soy el “nuevo”, el “practicante”, el “asistente del asistente” me gusta el ambiente que hay. Lo único malo es la distancia. Mi trabajo esta al otro lado del mundo.

 

Para llegar hasta allá, me demoró en promedio dos horas (y se supone que viajo en los buses más rápidos que hay) y esas dos horas tengo que estar parado. Felizmente que no es una combi, sino uno de esos buses que antes pasaban por debajo de la vía expresa (gracias alcalde Castañeda por cerrarla) y me da cierta comodidad, aunque igual vamos atiborrados como atún en lata pero al menos es un bus más cómodo0, amplio y rápido. La verdad que no le veía mayor agrado a viajar en bus (en realidad creo que nadie en Lima se la ve) pero tuvo que pasar algo que le ponga emoción a uno de esos viajes.

 

Lo malo de trabajar en oficina en verano es que la camisa y la corbata sofocan cuando estas fuera del aire acondicionado (ahí si estoy de acuerdo con Maxito xD), pero a pesar de eso me gusta usar ropa de traje. Creo que un chico se ve mucho mas lindo si se esta en ropa de trabajo, se crea una especie de formalidad apetitosa dentro de él. Pero también hay chicos y chicos. Algunos saben llevar muy bien el traje (me incluyo) y otros simplemente tienen la corbata porque no les quedo de otra. En fin. La idea es que creo que el traje me va bien, si es que mi espejo no me engaña haha.

 

Un día de estos en la tarde, cuando regresaba a mi casa en el bus, me ubiqué en un lugar diferente. Generalmente siempre me colocó atrás, porque no quiero que la gente me choque cuando se van hacia atrás para bajar. Pero bueno, esta vez no me quedo otra más que pararme en el medio, pues atrás ya estaba al tope. Yo siempre con mi mp4, desconectado del mundo y cantando lo que escucho (en mute, claro esta), hasta que un par de paraderos más allá, él subió. No era nada del otro mundo, parecía de 18 años, mas delgado y bajo que yo, de rulos (los rizos son mi debilidad, lo admito jeje), tenía un “no se que” que me atrajo desde que subió, pero él ni me miró y se paso de frente y se paró detrás de un señor que estaba a mi costado. Yo trataba de llamar su atención, miraba de vez en cuando atrás como curioso, volteaba a estirarme, que se yo. No obtuve mayor respuesta y traté de olvidar el tema. Al parecer, no era como yo.

 

El bus empezaba a quedarse vacío, pero yo aún seguía parado. Y al voltear, grande fue la sorpresa que él aún no bajaba también y que ya estábamos más cerca. Luego que el señor de mi costado optó por bajarse, el lugar detrás de él estaba vacío. Me apresuré y me cambie de lugar, justo detrás de él. No se porque lo hice, pero empezamos a chocar. Si, empezamos a rozar nuestros partes traseras con el vaivén del bus. Al principio creí que podía ser una casualidad, un roce casual producto del devaneo del bus. Pero comenzó a ser frecuente. Yo me aleje y regresaba, y él no se movía. Entonces empezé a hacerlo a propósito. Lo peor que podría pasar es que se incomode y cambie de lugar. No lo hizó. Los roces eran cada vez más frecuentes. Yo no me movía y el menos. Seguíamos chocando hasta que la pasajera que estaba sentada delante de mí se paró y el sitio quedo libre. ¡Dios porque me mandas un lugar para sentarme cuando no quiero hacerlo! Mire a mi lado y vi que estaba una chica, la llame y le dije que se sentará. Quede como caballero y seguí con ese raro juego que ya parecía tonto.

 

La gente comenzaba a bajar más seguido, y para hacerlo tenían que pasar en medio de los dos. Entonces me dije, si hasta ahora solo ha sido una coincidencia, la separación de la gente lo obligará a alejarse un poco para no incomodar al resto. No lo hizo. Siguió en ese lugar a pesar que la gente pasaba y seguían los roces. Yo no sabía que hacer. ¿Quiere conmigo? ¿Sólo esta jugando? ¿Es gay? ¿Qué hago si de verdad me gusta? Yo estaba a punto de bajar y hasta ahora no había contacto visual entre los dos. Primero pensé que ya había escuchado acerca de estas situaciones, pero se supone que yo debería estar detrás de él y no dándole la espalda. No tenía respuesta a ninguna de mis dudas pues es la primera vez que me pasaba algo así (por eso la mención del traje, pues supongo que ese fue mi “jale”), por eso decidí correr el riesgo y contactar. Ya estaba por bajar y el seguía atrás, rozando y rozando, y por lo que sentí, no tenía mal trasero. Tenía que conseguir algún dato de él, pensé en dejarle mi correo o mi teléfono, pero ¡no tenía lapicero! Justo ese día tenía que olvidarme el lapicero. Aish. Ya fue ¿Tenía alguna esperanza? Ninguna.

 

Antes de bajar, hice un ademán como si estuviera apuntando algo en el boleto, cuando tenía que bajar, fui a la puerta sin mirar atrás (pensando que me estaba siguiendo con la mirada) y tiré el boleto, como diciendo hey, aquí esta mis datos si quieres conocerme. Me baje y no noté si lo habrá recogido, y si fuera así, igual no contenía nada.

 

Puede parecer una historia tonta y algo ilusa de mi parte, pero al menos por ese viaje, ¡me gustó viajar en bus! Lo malo es que ya no tomó esa ruta, ahora me regresó en otro bus  donde puedo venir sentado, así que nunca sabré si lo volveré a ver. Tal vez sólo fue otra tonta historia. Que se yo.

 

 

3 comments:

Maxtian dijo...

Jajajaja. Hay cada historia que uno pasa en un bus. Hace una semana , cuanod estaba camino a la alianza francesa,yo estaba de pie un chico, relativamente simpatico, se subió en el paradero de compu palace(en La av. Arequipa).Giré mi rotsro para verlo y el pata me sonrio de la manera más pendeja posible, yo volví a girar mi cabeza. Luego, cuando llegamos al paradero de la av. Angamos, doble mi cabeza para verlo y vpi que el se habia sentado en los asientos finales, justo donde habia un asiento vacio, me sonrio y llevo su mirada al asiento con la inension que lo acompañe. Pensé: ¡ Shit! No, que miedo...
¡ Paradero de plaza vea baja ! Me baje, el me siguiobservando mietras bajaba, tenía una expresión de descepcion en el rostro... ¡Esas cosa que pasan el bus!

ps: I la REcontracago, por consiguiente, ya no es mi novio. Ya hablare de eso más adelante.

Saludos y Abrazos!...Maxito!

Anónimo dijo...

Oh =O Alonsito! xD buses, gente, roces, miradas conspiradoras, gustos efímeros y encuentros también....

No sé, cuando subo a un bus (qui´zás mi baja autoestima e inseguridad) hacen que me interne en mi mundo musical y si alguién me vió quiero creer que fue la casualidad y no algo intencional... así que nunca he seguido un juego si es que alguna vez lo hubo...

No sé si yo me hubiera arriesgado a darle mis datos, primero : que miedo, segundo: q roche xD

Saludos! :)

Damian dijo...

un poco mas de valor, le ubieras hecho el habla, total lo pero es q te chotee n o?