sábado, 3 de mayo de 2008

Los otros


Lima sin duda alguna es una clara representación del Perú entero. Con todos sus matices y diferencias, se presenta esta enorme conglomeración de gente que, como ninguna otra, representa fielmente un mundo en el que las vidas de sus habitantes fluyen por encima del otro. El otro, ese ser que está a nuestro costado que no sabemos quien es, y si lo supiéramos, no siempre cambia nuestra actitud hacia él. Esa otra persona que ronda en nuestro ambiente, que invade el territorio que imagino alrededor mío, muchas veces (siempre) será el otro. En esencia, ¿quién es el otro? Yo, tú, él y los demás pronombres personales. El otro también soy yo, ahí radica el problema.

Esta ciudad, se sienta sobre las bases de una ignorancia absoluta sobre el otro, aquella persona que no tiene personalidad, que no tiene ni siquiera alma, que solo es lo que dijo que es. Ese otro no existe hasta que se manifiesta nosotros y nos crea una imagen sobre él, que nos permite conocerlo, aunque lo que diga no siempre sea cierto. ¿Porqué no siempre es verdad el otro y lo que dice? Ahí radica otro problema.

Aparentemente no tiene ningún sentido todo lo que acabo de explicar, no resulta lógico en un blog que habla sobre la vida bisexual de una persona, que se toque un tema aparentemente psicológico. Error. Para comprender que pasa alrededor de nosotros mismos, debemos revisarnos y verificar como funciona esto llamado ser humano, para recién observar y predecir sus características. Obviamente los bisexuales y homosexuales no somos la excepción.

El problema es que según mi experiencia con gente de todo tipo, es que el mundo gay de esta ciudad se mueve y expande en base a estereotipos. ¿Nada nuevo? La comunidad gay de Lima no acepta a las personas por igual. ¡Error! La principal comunidad del mundo que defiende la igualdad de todas las personas es, en esencia, la comunidad más discriminadora que puede haber. Y en el Perú, mucho mas.

En Lima, los gays se manejan por niveles. En el más alto se definen los chicos que por su status social, no frecuentan lugares públicos para gays, llámese discotecas y bares. Están los gays clase media, que son asiduos a discotecas y bares de ambiente, pero ellos se autodenominan la más alta esfera del mundo gay. Por último, los gay, que no son otros que los famosos y trillados gays de cono. Cabe resaltar que yo no hice esta clasificación arbitraria y entupida. Es el común denominador entre el ambiente esta clasificación lúgubre para toda la “comunidad”. Pero quisiera añadir algo más, algo que si esta bajo mi responsabilidad. Una segunda clasificación. No es por sectores socioeconómicos ni por alguna otra razón técnica más. Es más simple que eso. El bubble gay y el honest gay.

Los primeros son la gran mayoría de la “comunidad” Son aquellos que muchas veces mienten o maquillan la realidad en la que viven. Aquel que vive en Comás, dice San Miguel, aquel que vive en Lince límite con San Isidro (saquen sus conclusiones el lugar donde dice que vive), aque que no tiene 19 sino 25, aquel que se crea un hi5 clonado con fotos que no son de él, aquel que maquilla una realidad que la misma “comunidad” lo obligo a maquillar. Y es cierto, la mayoría de gays necesitan pertenecer a la “comunidad” que cada vez se vuelve menos democrática y que solo acepta a las personas que se ubican en sus parámetros: lindos. Para ellos no importa donde vivan, lo importante es la imagen que irradian. Estos parámetros, tomados de un mundo heterosexual que no es muy grande, han sido explotados vilmente por la “comunidad”, que en sus diferentes estratos, porque no podemos hablar utópicamente de una comunidad única, ha adoptado esa medida como regla general a sus adeptos. Todos los gay tienen que ser lindos. ¿Y los feos? El nuevo himno de ellos responde la pregunta(las divinas). Los bubble gay, aquellos que nunca aceptarán su realidad y vivirán en una fantasía, una burbuja que no les permitirá conocer un mundo con tolerancia para todos y que los haga crecer como personas. Aquí están los alienados. Esos chicos para los que vivir en los distritos más “In” de la ciudad les permiten despreciar a los demás. También aquellos que hacen todo por pertenecer al grupo de chicos de moda en la discoteca, los que son los edecanes de las estrellas de la noche. Todos estos contemplan un mundo del que no se quieren despegar, a pesar de su propio orgullo.

Los honest gay. ¿Qué puedo decir? Todo lo contrario al espécimen anterior. Sería injusto decir que son muchos, pues casi todos los gay tienen algo de burbuja dentro de ellos, pero ese límite entre ambos grupos dejo a la consideración de cada persona. Una pista: ¿quién creen que tiene más “amigos”?.

Es claro, que en ambos casos, la figura del otro, la persona que no conocemos y que podríamos conocer, difiere en mucho. Para uno, el otro es un mundo nuevo por descubrir, para el otro, es simplemente un ser que dependiendo de lo que diga acerca de él, dejará de ser un NN.

A título personal, escribí acerca de esto debido a que estoy cansado de que se vincule y menosprecie el lugar donde vive una persona con su imagen. Si todos fuéramos así, ¿en el Perú todos seríamos indígenas no? No quisiera añadir ninguna conclusión a este tema, pues es más que evidente que mi subjetividad dio rienda suelta a mi mente para escribir este post. Admito que puede ser un error intentar ser objetivo, pero créanme, ¡me llegan los bubble gay!