domingo, 25 de octubre de 2009

Amigo que fuiste mío


Sexo desenfrenado. Últimamente los apetitos sexuales que despierta casi siempre su foto en el display del msn ya no me insita tanto. Y es que antes era totalmente diferente, sólo observar su delgada figura con tan sólo una toalla de manos cubriendo por detrás me ponía a mil. Hoy ya no tanto.


Cuando lo conocí a principios de año yo no era nada santo ni el tampoco. Estaba empezando un año más sólo y él apareció como una opción más bien divertida pues desde un principio las frases en doble sentido y los piropos sin fin acercaba más aun momento cumbre que sería más de delirio y placer que de algo más serio. No suelo perder oportunidades así, entonces lo cité en mi casa. Quiso que lo trajera yo, me resistí hasta que el fuego se incrementó y lo traje hacia mi casa. Pasamos y le dije que yo tomaría un baño. No, no paso nada ahí. Aún. Salí cambiado y él continuaba ahí, y en menos de un minuto me tenía en sus labios. Simplemente tomó la iniciativa y me descubrió enteró, a lo que me deje llevar pues era la primera que tomaban la iniciativa y me gustó. Lo tomé de la mano y cambiaron las posturas lo eche en la alfombra y me dirigí hacia su rostro, aunque yo mirándolo desde arriba. Sus besos eran fenomenales y sus caricias también, la noche no comenzaba mientras no fuera mío. Mío hasta que fuimos uno. Era la primera de muchas noches que pasaríamos juntos.


Menciona muchas veces que le gustaría tener algo más serio conmigo, le contestó sinceramente que después de todo, tú y yo sabemos que cuando nos vemos sólo queremos desvestirnos el uno al otro, tal como ha venido pasando. Siempre en mi casa, siempre terminando con una fría despedida. Él se siente un puto y yo no hago nada para cambiarlo. Y no quiero hacer nada porque me gusta esa sensación. ¿Qué yo también lo soy? Ja! No he dicho lo contrario, pero el estar soltero me guía a buscar una salida a mis hormonas revueltas.


Anoche lo volví a encontrar en el msn y de nuevo quería verme para empezar a jugar con aquella persona de la que estaba enamorado, que no soy yo pero es parte de mi, pero le dije que él no tenía ganas hoy (no entiendo porque algunos le ponen un nombre, a mi con mencionarlo como si fuera un ser aparte ya me parece extraño, pero divertido). Mostró todas las imágenes que pudo y me hizo recordar todas las escenas que pasamos, pero no pudo, yo estaba aburrido y no quería. ¿Acaso te aburriste de mí y ahora quieres dejarme como si fuera un puto? Lo admitiste, y acertaste. Me mandaste a la mierda y desapareciste. No ha sido la primera vez que lo haces pero si la primera que te digo como es que te considero. Mi sinceridad puede ser asesina algunas veces y es parte de mi personalidad desde mucho tiempo atrás. Pero en verdad ayer no tenía ganas.


Y por mucho tiempo más, no se cuanto pero espero que sea mucho pues la razón de mi desinterés por tu atractivo cuerpo es la misma que no dije y tal vez nunca diga:… Ni en este blog.

martes, 18 de agosto de 2009

Muy lejos


Hasta ahora no encuentro la explicación de ese viaje. Era una noche aburrida en la oficina, era noche porque mi jefe estaba de vacaciones y me había dejado el kiosco a cargo. Era muy tarde y aún tenía pendientes que hacer pero los tenía que terminar pues el sábado sería un día corto, y no porque sólo trabajo hasta el mediodía, sino porque tenía que viajar a Trujillo.


Él estaba en el msn y yo tratando de continuar la conversa a través de esa pagina web sustituta de msn ya que la mayoría de corporaciones te prohíbe tenerlo instalado. Muchas risas y enojos de siempre pues con él nada han cambiado. Aún sigue siendo el chico del cual alguna vez me ilusione (para variar) y que nunca conocí, a parte del msn y el teléfono. El vive allá y yo acá a 500 Km. de él (distancia que tantas veces se lo repetí ese día). Simplemente me sentía estresado. Ya tenía varios días quedándome hasta tarde y necesitaba un respiro. Solo le dije: espérame el sábado que para allá voy. Se sorprendió y no me creyó pues siempre le había dicho lo mismo y nunca cumplí, en parte porque nunca noté un interés de él en concretar esa visita. Pero esta vez quería ir. Y así quedamos.


El sábado llego y había pasado toda la mañana llamando a cuanta empresa de transportes haya para preguntar por boletos. Todas salían a las 12.30 (una especie de colusión, ni idea) y después de ese horario plan de 9 o 10 pm. No quería ir a Fiori porque me daba miedo no llegar, miedo que seguí teniendo a pesar de ir en la empresa más reconocida del país. Anyway. Regresé a mi casa y tome una siesta toda la tarde, pero al despertar ¡tuve flojera de ir! Me quería retractar (y ojala lo hubiera logrado) pero ya era tarde; entre un rato al msn y lo encontré y lo primero que me preguntó fue a que hora salía. Le dije que a las 10 y eran las 8. Me despedí, me bañé y me fui a la Terminal.


La empresa en la que pensaba ir ya tenía el último bus a medio camino y bueno, de casualidad fui a preguntar a la otra, que se alucina mega vip, pero terminaron rematándome el boleto a pesar que no lo pedí ya que no había gente. Compre el boleto y me fui a Trujillo. El roche con mi vieja es que no me creyó que me estaba yendo con mi mejor amiga, me pidió que le pase el teléfono pero invente una excusa que me creyó a la mitad, no porque me lo dijera sino porque la conozco. En el camino hacia allá no podía dormir, no conciliaba sueño. No se que pasaba. Sólo quiero recordar el monólogo de Ashton Kutcher acerca de las dos mitades. No me acuerdo el nombre de la película, pero si el mensaje de la misma: las mitades como complemento de la otra, no como suplemento.


Al fin llegue y lo esperé en la plaza de armas. Llegué a las 7 y lo esperé hasta las 9, y no fue su culpa, sino que sus padres le restringen muchas cosas, pero a pesar de eso, paso conmigo todo el día. Los detalles turísticos son de omitir (conozcan), lo que no puedo omitir es que cada hora que pasaba me enamoraba más (ilusionaba) de él. Al llegar al mirador de Huanchaco y conversar por toda la tarde, me di cuenta que yo lo quería para mi pero él no me veía para él. El siente por mi sólo amistad y yo debería sentir lo mismo por él, pero por ahora no puedo. A pesar que somos diferentes, podríamos llegar a ser complementos pero hay algo que nos limita más que la distancia: nuestros miedos. Ambos somos personas con profundos miedos y necesitamos de otra que nos brinde esa confianza suficiente para vivir plenamente sabiendo que alguien te ama tanto tú a él. Yo siendo sincero, no puedo ofrecer algo que no tengo. Él también. Fue por eso que sólo somos amigos.


Yo no me quise regresar. El deber me llamaba el lunes y retorné el domingo por la noche. Sólo tuvimos una oscura despedida, pues su papá lo llamo antes que mi bus saliera, y tuvo que regresar rápido. Lo único que conservo de él es su llavero, que intercambiamos a manera de símbolo. El día había pasado lento con él. Me aseguro que hace mucho que no pasada un día tan agradable. Le dije lo mismo y que había valido la pena el viaje para mí. Pero para mi corazón no.


Le prometí regresar en verano. Él iniciará su ciclo en su universidad y se meterá de lleno como siempre lo ha hecho. Yo volveré a Lima la estresante. Lo que no sé aún, es si estoy haciendo bien en alejarlo poco a poco de mi vida con tal de evitarme desilusiones mayores. No sé, de estas cosas no sé.

lunes, 29 de junio de 2009

Activo pero no activista

Este sábado para mi uno como cualquier otro, salvo porque fue el término de una semana súper difícil. El asunto es que a la 1 tome mi bus para irme a la universidad después de la oficina; como siempre me quede dormido apenas encontré un asiento. No desperté hasta que llegue a mi facultad y encontré un afiche acerca de una exposición de Esther Vargas días antes y de la dichosa marcha del orgullo. Al ver la fecha noté que era ese mismo día. Fue impactante para mí ver ese tipo de afiches en San Marcos, y bueno acompañados de clásicas pintas represivas a la comunidad gay. Seguí de frente.


Por más que trataba de pensar en una situación similar, no pude encontrar símil alguno. No es fácil tocar este tipo de temas tratando de ser imparcial, sobretodo cuando trato de no serlo. Pero el tema pasa porque no me siento nada identificado con esta marcha. Jamás la he celebrado o acaso celebraré el día del orgullo gay.


A estas alturas del partido, escandalizados lectores me tildaran de reprimido, y la verdad que no me interesa tanto saberlo pues cada uno es libre de optar por la opción que tiene. Si a ser cauto y no andar publicando mi orientación por todo el centro de Lima le llaman represión, entonces soy reprimido. El asunto pasa porque yo no tengo que sentirme orgullosos de una condición que es natural en mí y de la que no reniego, es parte de mi, tanto como mi humanidad o mi hombría, anatómicamente hablando. Ser gay es chévere, mientras uno no afecte la sensibilidad del resto, que puede pasar por posarse en su frente y gritarle al rojo vivo que uno está orgulloso de serlo. La idea es serlo no parecerlo.


En realidad, me arriesgaría a afirmar que este tipo de actividades solo degeneran más la imagen de un gay ante la sociedad. Imaginen que un chico decide confesar que es gay ante sus padres; de pronto, aparece en la televisión una feria de colores, exageraciones y locas sin fin que expresan su orgullo gay ante miles de personas que consideran que un gay puede terminar siendo así. A pesar que es tonto generalizar, ellos en realidad no representan a la comunidad entera (que en realidad llamarlo comunidad es como aislarlos en una especie de geto).


Entonces porque las marchas tienen que ser así, simbolizando y exagerando la frenética vida que puede tener un gay. Esto es una condición personal, que corresponde a muchos deliberarlo o no. Además, se ve que los asistentes a estas marchas, muchos de ellos, terminan tapándose el rostro ante la aparición de las cámaras. El escándalo no reivindica derechos, sólo los ahoga más. Todos tenemos los mismos derechos, mientras no afectemos la vida del resto. El hecho de ser gay no me obliga a glorificarlo, simplemente lo soy y punto.


Siempre me preguntan porque no voy, y la respuesta es sencilla: no marcho no porque no me sienta orgulloso de ser gay, sino porque esa no es mi naturaleza, soy práctico y casual. No parezco gay pero lo soy, y eso no lo tengo que gritar en las calles. Si ellos me tildan de poco solidario, pues no me preocupa pues al final cada uno defiende sus intereses como más le parezca, sólo de esa manera se crea conciencia, siendo únicos y consecuentes. Me gustan los hombres, no los hombres que quieren ser mujeres.

viernes, 24 de abril de 2009

¿Qué tan gay soy?



Me resisto a abandonar el blog. Me niego. Tal vez sea mi ego o mi manía de publicar mi vida la que me obliga a retener algo que sólo hago cuando tengo algo de sobretiempo (osea una vez al mes). No lo dejaré por una vasta razón: no me da la gana.


A estas alturas del partido me declaro en bancarrota moral, es decir, no siento que me deba a mis lectores habituales, porque no los tengo. Creo más bien que sólo tengo casuales lectores que caen aquí porque algo de bueno debo tener. ¿Qué es eso? Ni idea. Soy un gay que estudia economía (números y análisis), atípico en cierta forma, debido a que la trillada mente limeña cree que un gay sólo puede aspirar a tener estudios relacionados con las letras, el arte o el marketing. Bueno, hay excepciones. Me gustan los chicos, me gustan los gays; lo que no me gustan es la mentalidad que tienen muchos de ellos (¿algunos?) de vivir la vida de hoy, sin ver un mañana.


No soy fashion. Bueno, un poco. Pero no soy metro. No uso las mejores marcas archimegaconocidas de ropa, compró en liquidaciones y mi revista favorita no es Cosmopolitan. Usó John Holden, compro en Plaza vea, leo Dedo Medio y vivo en Los Olivos. Tengo 20 años y parezco que tuviera 30. No soy delgado, al contrario, soy gordo, y no gordito o robusto, simplemente gordo, porque no me gusta ocultar algo que no tiene porque encaletarse. Osea, no tengo la típica contextura delgada. Me enamoró rápido y no me gustan las pasivas locas. Amo que la gente me mire en la calle porque estoy haciendo gestos “raros” al caminar, no me pregunten porque lo hago, porque la única respuesta que daría sería egocéntrica, más que de definirme dentro de un rol.


Preferí ir al concierto de Kiss e iré al de Oasis, y hace meses que no voy al Valetodo. Mis mejores amigos no son gays. Mi mejor amigo si lo es, pero tiene pareja y soy su único amigo. Los conocidos que tengo en el “ambiente” son sólo eso, conocidos. Admito que una vez quise conocer a un blogger, me interesé en otro y ahora me gustaría a uno que me parece lindo, pero algo atormentado. Por ahora no estoy interesado en nadie que para mi, valga la pena. El fin de semana pasado un chico sufrió por algunas cosas feas que le dije; estaba herido y lo hice por venganza a su rechazo. No se que tan cruel suene, pero no me arrepiento de lo que hice (jamás lo hago).


Tengo una gata. Me gusta Rihanna y me vacila “you make my world around”. Me gustaría tener novio (o novia), pero si leyeran esto, ¿ellos querrían?...

jueves, 26 de marzo de 2009

Joven, usted es homosexual

No me olvidé de escribir. Desde que acepte el nuevo puesto que me ofrecieron las cosas han cambiado bastante, siendo parte de eso el hecho que ya no tenga mucho tiempo, ni para buscar novio. Aunque me haya dado mis escapadas haha. Algo que tenía en mente desde semanas atrás es un suceso que marcó una semana terrible de mi vida. Fue el hecho de no poder ayudar a una persona que lo necesitaba y todo por ser como soy.


Semanas atrás, el hermano de mi madrina fue internado en el hospital del seguro por que le diagnosticaron cáncer terminal y tenían que operarlo. Yo no conocía a aquel hombre, pero toda la familia tenía que ir a donar sangre. Las donaciones se aceptan por las mañanas y yo no podía por el trabajo. Entonces quede en ir el sábado. Ese día me levante tarde y logré llegar faltando poco para que terminará el horario de atención. Me registré y esperé a que me llamaran para los análisis respectivos. Antes de eso, ellos te hacen rellenar un cuestionario donde te preguntan de todo, acerca de enfermedades, patologías, costumbres, incluso sobre tu vida sexual, y lo ideal es que uno sea sincero. Yo lo fui excepto por un detalle. No incluí que soy bisexual. Después una enfermera me llamó y me dijo… Para relatar esto me tengo que remitir a hacia un año atrás.


A principios del 2008 una amiga me pidió que donara sangre para un niño familiar suyo. Yo acepte gustoso aunque algo paranoico por el asunto (típico en mí cuando quiero hacerme el interesante). En ese entonces, rellené el mismo cuestionario pero esa vez no recuerdo si fui totalmente sincero sobre mi sexualidad, porque ellos me negaron la posibilidad de donar por haber tenido un malestar estomacal reciente (bycicle). No recuerdo bien lo que puse en esa cuestionario, pero me dije que no volvería a hacerlo porque fácil no estaba apto por alguna razón. Ahora sí volvamos a lo que paso ese sábado.


La enfermera que se me acercó me dijo que en su sistema salió que yo había sido rechazado antes por dos razones, una de las cuales me explico que era porque soy alérgico a las plaquetas o algo así. Osea no podía. Pero dentro de mí sabía que no debía preguntar por la otra razón, era una especie de corazonada. Lo hice y ella me respondió muy suavemente y a la letra: “Joven, usted es homosexual y no puede donar sangre. Nosotros no tenemos nada en contra de usted, pero el reglamento interno prohíbe que usted pueda donar sangre. En otros países es normal pero aquí en el Perú aún esta prohibido”. Yo me quede pasmado. ¡No recordaba haber declarado eso! Y si lo hice, fue la razón por la que me rechazaron aquella vez. Yo solo atiné a poner cara de sorpresa y proseguí a despedirme amablemente y retirarme del complejo ese (ese hospital es enorme).


Salí de esa sala con un sentimiento de culpa enorme y muchas dudas. Mi principal duda era como ello sabían que soy gay, si es que no lo hubiese declarado aquella vez, ¿habrían visto algo mal en mi sangre?¿tendré algo raro?¿seré muy evidente en mi forma de ser? En cualquiera de los casos, previas consultas, ningún caso es una posibilidad. Los exámenes de sangre para saber si puedes ser donante son muy superficiales y en ningún caso pueden detectar enfermedades, solo escasez de hemoglobina o anemias a lo mucho. Mis pruebas de hemoglobina muestran que estoy bien. Por último, no tengo nada de evidente al caminar ni siquiera al hablar, me considero hombre a pesar que me gustan otros hombres.


Lo más probable es que en toda Latinoamérica existan esos prejuicios legales contra los gays, tontos en realidad porque en los países del primer mundo los heterosexuales son mucho más promiscuos que un gay típico latino. Pero bueno eso es tema de locos. Yo tuve que decirle a mi madrina que no podía donar sangre porque soy alérgico a las plaquetas y porque ese día estaba enfermo (cosa cierta porque estuve mal por varios días después). Por ahora sólo quiero olvidar ese tema.


p.D. Este blog no puede ser visto en el navegador Internet Explorer, no sé porque pero trataré de solucionar el problema lo más pronto posible.

domingo, 1 de marzo de 2009

Discreto y continuo

Desde que tengo uso de razón, es decir, recientemente, he empezado a mirar el mundo desde un ángulo muy diferente al que lo podía mirar antes. Es probable que, usando términos económicos (es imposible no referirme alguna vez a términos así pues estudio esa carrera y es intrínseco a mi personalidad), yo haya vivido antes en términos discretos y, ahora, lo haga en términos continuos. Una vida en tiempo discreto se refiere a que cada etapa de mi vida se presento como una especie de secciones, fácilmente diferenciables y que significaron mucho para mí pues los problemas que conllevaron al fin de cada una de estas etapas tuvieron solución posible: el olvido. Mi vida en tiempo discreto fue más fácil.


Mi vida se clasifica en mi infancia feliz, mi niñez atolondrada, mi adolescencia solitaria y mi juventud gay. Cada parte de mi vida, hasta meses atrás, podía definir un estilo de vida diferente con una actitud diferente. Debo admitir que tuve una infancia muy chevere, pues mis padres estuvieron juntos y tenía todo cuanto podía, a pesar que éramos una familia pobre. Mi niñez tuvo una especie de gusto por lo anecdótico e intrépido, casi siempre me escapaba de mi casa con el fin de conocer la ciudad por mi mismo. Tomar el primer bus que viera y que me lleve hasta su último paradero para después volver caminando e ir conociendo lugares en aquella Lima tan encantadoramente grande era toda una locura, sobretodo cuando descubrí mi fascinación por las construcciones. Como es lógico, aparecí demasiadas veces en los canales de televisión como niño extraviado, y en todas las veces siempre aparecía en mi casa como a la medianoche y con mis padres hecho un mar de desesperación. Probablemente lo hacía para llamar la atención ante los problemas de mis viejos, pero ese no es tema del post.


Al llegar a la adolescencia, cambie de colegio. Empecé a subir de peso y convertirme en un nerd. Pues si, en toda la secundaria fui el mejor alumno de la clase, engreído de la directora y profesores, incluido el de deportes, que nunca osó jalarme. No es una etapa del cual este orgulloso de mencionar, pues era retraído, algo tonto y altanero con muchas personas. Tenía un círculo cerrado de amigos (los cuales mantengo hasta ahora, y son de mis mejores amigos) y no salía mucho a fiestas, menos a la calle. Fue mi etapa de “oscurantismo”, etapa de la cual no me arrepiento pues tal vez no tendría todo lo que tengo ahora, pero si creo que aún estoy a tiempo de recuperar, y lo estoy haciendo.


Al entrar a la universidad todo cambio. Comencé con un nuevo círculo de amigos totalmente heterogéneo y me abrí más al mundo, y este entró con total confianza pues lo quería hacer mucho tiempo atrás y yo no lo dejaba. En la universidad empiezo a dejar de lado mis etapas, olvidándome de mi vida en tiempo discreto y comenzando a vivir una vida en tiempo continuo. Es probable que suene tonto dividir mi vida en estos dos tiempos, que fácil solo sea entendible para aquellos que hayan llevado cálculo diferencial (matemáticas), pero en realidad es una forma de demostrar que aquella ciencia está más pegada a la realidad que cualquier otra (sorry por la apología a las ciencias “exactas”). En la universidad tuve mi primera enamorada, me acosté con un hombre por primera vez y dejé de ser el nerd de la secundaria para ser ahora un raro individuo, un hincha caleta*.


¿Por qué es una etapa continua y no discreta? Son tantos sucesos que pasaron, imposibles de cortarlos por etapas y que probablemente sean difíciles de solucionar. Es más rápido y complicado de creer que alguien que haya tenido y amado a una mujer, sea capaz de sentir lo mismo por un hombre a los pocos meses. ¿Cómo separar el tiempo entre pasar de la introversión a la extroversión si ni siquiera yo me he dado cuenta de cómo paso? A veces creo que fue por presión, pero pensar que ya no tengo límites, y que puedo hacerlo todo (“I want it all”) y que ahora soy una persona capaz de amar sin límites ni complicaciones, me lleva a pensar que no todo está perdido. Tal vez busque novio, pero no cualquier novio. Tal vez ya no divida mi vida en etapas, sino lo tome como un proceso indivisible, que me ayude a ser más organizado y que ahora utilice formas más desarrolladas de solucionar mis problemas (el perdón). Pero de lo que estoy seguro es que un proceso continuo rara vez admite caer en un mismo error, y eso si que lo cumpliré.


*Hincha caleta: típico alumno que tiene pinta de vago y despreocupado, pero que tiene muy buenas notas.



martes, 17 de febrero de 2009

Boquita que come...


Una de las lecciones más importantes que te enseña el trabajo es el verdadero valor del dinero. No el contable, económico o el de cualquier otra perspectiva, sino el esfuerzo de ganarlo y, sobretodo, cómo, donde y con quién gastarlo. Antes probablemente él único esfuerzo que hacía para obtenerlo era un proceso de incansables mimos para que llegue el fin de semana y mi madre suelte todo lo que necesitaba. Hoy por hoy lo único que le pido es permiso. Aunque no parezca, me siento mejor al gastar algo que me costó esfuerzo durante toda una quincena para disfrutarlo de la manera que más me plazca, sin rendir explicaciones a nadie. Total, es mi dinero y yo soy mi propio contador. Nunca fue para mi un problema saber donde y cómo gastarlo, son cosas que siempre las tuve y las tengo claras, pero muchas veces con quién salir era todo un problema, incluso ahora.


No recuerdo la cifra de cuantas citas he tenido en mi vida, pero si recuerdo la forma como se presentaban las situaciones. Antes, casi siempre llevaba lo suficiente para mi taxi, algo para comer, tal vez el cine y, bueno, un adicional por si aparecía un imprevisto (“¿te parece si vamos a un lugar más cómodo?”). Lo curioso de todo, y tal vez me llamen duro, es que casi siempre era muy al estilo norteño, osea, cada uno bailaba con su propio pañuelo (fácil por eso soy fanático de la marinera). No siempre era así claro está. Yo no tenía ningún problema en invitar alguna noche, pero ellos preferían pagar. Otros, muy al contrario, prefieren ser invitados, tal cual un señorito de su casa. ¿Con que tipo me fue mejor? Pues con los primeros.


No tengo nada en contra de invitar a alguien a salir, es más, muchas veces lo hago con mis amigos, pero en una primera cita no me parece la situación más adecuada. Siendo sinceros, nadie sabe a ciencia cierta si la pasarás bien o mal en esa salida y a veces es mejor no arriesgarse invitando en una primera vez. Además que este tipo de actitud habla mucho de una persona. Una salida sin compromisos, relajada no depende mucho del lugar, sino de la compañía. El problema con los invitados es que el “patrocinador” siempre va esperar algo a cambio. Bien dice el dicho popular “boquita que come, c*lito que paga”. Aunque no es mi caso en particular, y las personas que me conocen lo saben. Generalmente no acostumbro a pedir nada a cambio de cualquier cosa que haga, esa es mi manera de decir a un amigo lo mucho que lo quiero o lo estimo, pues muy pocas veces soy algo expresivo o detallista.


Otra cosa que me parece ridícula, es que los roles en la cama se transfieran a todo lo demás. Si el activo es el hombre, entonces el pasivo… Soy una persona totalmente tolerante, puedo ser algo presumido a veces, pero nunca le hago asco a nada. ¿A que viene todo esto? No me gusta cuando piensan que porque uno tiene un determinado rol tendría que serlo para todo el resto. No way. A mi me cuesta horas de horas estar sentado en una oficina trabajando y con eso puedo comprar lo que quiera pero jamás estaría dispuesto a comprar un novio. No lo haré ahora y menos cuando sea mucho mayor. Para mi es algo lamentable ver a gente de 30 o 40 años saliendo con chicos por un poco de cariño, y estos explotando su juventud y sus lozanos rostros para luego lucir a su punto de la noche, que pondrá los tragos a todos sus amigos. Tal vez en algunos casos exista amor verdadero, pero no conozco ninguno de cerca.


A pesar que el tema del dinero muchas veces parezca ridículo y poco caballeroso, es esencial tomarlo en cuenta. No todo en la vida es color de rosa y del amor sólo no se vive. A pesar que uno pueda manejar cierta estabilidad, y “lo cortés” sea que uno pague, ir a medias es lo más justo y menos incomodo, pues en una salida se supone que se divierten los dos no uno sólo. Nadie esta pagando los servicios de compañía del otro. Si se comienza invitando una primera y las demás veces, tengan por seguro que siempre lo harán, porque si llegan al noviazgo así ya no habrá marcha atrás y te convertirás en el financista de su vida. Una excusa como el de “mi vieja no me da” pueden ser cierta, pero no cuando él se jacta de llevar una vida acomodada. Si no tienes para una cita, pues ni modo para otra será. Y si siempre pagas, pues allá tú, resígnate a ser el amigo con plata del grupo. Ustedes, ¿qué opinan?


p.D.1 Podrán llamarme duro, codo, tacaño, solterón, todo lo que deseen, las aceptaré. Prefiero eso a ser el tonto útil o novio regalón de alguien.


p.D.2 Aunque pareciera lo contrario, no estuve de mal humor cuando escribí este post.



martes, 10 de febrero de 2009

Sex paper



Muchos años atrás nadie, ni siquiera yo, podía pensar que también me gustarían los hombres, y menos si supiesen las cosas que hacía, como cualquier otro púber de 12 o 13 años. Antes mi familia vivía junto con la familia de unos tíos, y por ende, todos convivíamos bajo un mismo techo. Para el caso, el hijo menor de mi tío, que tendría 18 o 19 en aquellas épocas tenía una colección entera de revistas y videos porno, supuestamente secretos en su cuarto pero que yo hábilmente descubrí y comencé, junto con algunos amigos de mi casa, la aventura de descubrir la sexualidad de cada uno.

Como era de esperarse, este material era totalmente heterosexual y por aquellas épocas recién entendía el gusto por el cuerpo ajeno, la admiración en cierta forma morbosa e ingenua, que todo mocoso siente al ver los pechos de una mujer despampanante. Pero lo que si debo confesar, es que a diferencia de mis demás amigos que sólo apreciaban y tiritaban bajo las sábanas con una imagen femenina, yo miraba un poco más allá de la toma, y notaba con cierto disimulo y mucha curiosidad a un hombre desnudo.

Al pasar los años, yo aún seguía viviendo en un mundo heterosexual que rápidamente cambiaba la forma de acceder a materiales al rojo vivo. Ya no eran épocas de revistas, sino de cabinas de Internet y Messenger generalizado donde los links corrían de ventana en ventana. Recuerdo que la primera página que vi por mi cuenta una web “solo para adultos” (la clasificación la hacía más interesante de visitar) fue la de Playboy. No me impresiono del todo pues creo que ya estaba perdiendo el gusto por apreciar la imagen y empezar a probar lo real (tenía 15 si más no me equivoco), además que uno llega a una etapa en que se pierde el gusto. Pero, al margen de lo que hiciesen los demás, no lo tome como una rutina sino algo que me ayudaba a desfogar instintos naturales, pues que levante la mano quien nunca se haya masturbado a los 15 años.

No recuerdo exactamente cuando, ni cual fue pero si estoy seguro de quien se trató. Era la primera vez que escribí en Google la palabra “sexo gay”, tenía casi 17 y sabía que es lo quería: tener sexo con alguien de mi mismo sexo. No sabía cómo, así que esa dichosa frase me llevo a conocer a un tipo que apenas lo vi en la galería de imágenes de esa página, me quede prendado. Ok, solo era una imagen y tal vez nunca lo conocería, pero si confieso que más de una vez tuve mis aventuras pensando que mi acompañante tenía su rostro. Mentiría si escribiera que nunca volví a visitar una página de sexo gay, porque no es cierto. Mientras no se pueda jugar con lo real, siempre está la imaginación, y una computadora de ayuda, con amplias opciones de estimular los sentidos. Eso si, siempre tomando el self-help como la última opción, dándole a entender que siempre será la otra.

Tal vez a estas alturas ya muchos se escandalicen o agarren los rosarios, pero no me parece que fuese para tanto. Siempre quise hablar de este tema en el blog y hoy lo hice, sin mayores temores. Con mis amigos heteros es un tema de lo más normal y debería ser lo mismo con mis amigos gays, pero no sé porque nunca he tratado el tema con ellos. Sólo una vez uno de ellos me confeso que si tenía algunos videos que el mismo había bajado y con eso se satisfacía cuando el lo asumía necesario, osea, cuando buscar un punto deja de ser una opción momentaneamente. A manera de respuesta, como para que no quede impar la situación, le conté que tenía un actor porno preferido (es que también es reguapo el condenado), y debe ser mi preferido porque es el único actor del cual me dio extrema curiosidad en saber su nombre. Lo curioso fue que alguien quien jamás pensé que sabría mucho del tema, me dijera: ¿que?, ¿él? ¡Ese pasivo!, para luego decirme que no le gustaba pues, en su caso, pan con pan no pega.

Fuera de eso, no conozco más sobre el tema desde el punto de vista gay. Aparentemente podría decir que es de lo más normal por la naturaleza misma, pero sería también lo más trillado y estúpido, porqué así como en todos lados se cuecen habas, sobre todo en esta ciudad, donde la hipocresía es un atributo generalizado. No creo que mirar y hasta imaginar poseer un cuerpo que no tenemos en frente este mal, lo malo esta cuando lo real sólo dependa de imaginar.

 

p.D. El actor del que hablaba es Brent Corrigan, imagen del post.

martes, 3 de febrero de 2009

Aquí, otra vez

Tal vez aún no tenga un destino claro. Esa fue la frase que plasmó este blog antes de decidir tomarme unas breves vacaciones (muy breves), incluso imperceptibles a la curiosidad o preocupación de algunos. Vale decir que desde su creación, este blog para mi fue una especie de catarsis renovada que antes se plasmaba en pequeños retazos de papel o historias relatadas a un breve circulo de amigos. En verdad, nunca fue mi intención que tuviera acogida, pues admito que soy bueno para muchas cosas, pero el relato y la creatividad narrativa no es mi fuerte. 

Para mí lo más curioso de volver a revisar mi blog después de más de una semana, además de toparme con las nuevas historias de los blogs que siempre leo, es que aparecieron nuevos seguidores. Cosa más rara del mundo pues a pesar de mi escasa modestia, no pensé que los tuviera. Está bien, ese indicador no es del todo eficiente ni nada relevante, pero me indicaba que iba por buen camino. Nunca quise cerrar totalmente esta bitácora, pero si darle un respiro a mi mente y no terminar siendo tedioso para muchos de mis lectores y para mi mismo. Ahora entiendo que escribir para mí ya no se ha vuelto una opción, sino una necesidad revelada ante los últimos sucesos de mi vida.

A pesar que fueron sólo algunos días que no estuve por aquí, han pasado demasiadas cosas en ese lapso de tiempo, que me tomaría un post enorme para contar. Antes que todo, hoy puedo afirmar que quien con niños se acuesta, amanece mojado. La expresión no es del todo literal, pero para mi representa un gran significado ahora. Quisiera contarlo en un post, pero al igual que otros temas, lo dejaré sólo para mi.

  1. Fui dos sábados seguidos al DT después de muchos meses, confirmando una vez más que cada vez que voy me dan menos ganas de regresar. Se que aún tengo 20 años y que se supone que estoy en la etapa de querer salir, bailar, tomar, tirar, etc., y si tengo esas ganas, pero no en el DT  ni en ninguna otra disco donde la atención y el público ya no son los mismos. Este sábado último la disco estuvo a reventar, con eso no tengo problema, pero si con algunos que si fueron. Un amigo me dijo que escogí mal el día, en verano siempre es mejor ir los viernes. Tal vez iré, total el DT me queda a un par de cuadras del trabajo, pero no por estos días.
  1. Salió mi ascenso. No llevo dos meses aún aquí y dejaré de ser practicante para ser asistente directo. Como siempre, mis logros profesionales son los únicos que celebro, porque un “logro” amoroso uffffffffffffff…
  1. Mi mejor amigo se fue a vivir con su pareja y ahora me recrimina la falta de tiempo y lo decorativa que fue nuestra amistad. Muy típico de él (y muchos otros) que cuando se emparejen se olviden de los amigos y cuando ellos nos necesitan, nos recriminen el hecho de que ya no estemos ahí. Para mi, esa mudanza es el peor error de su vida, y no por su novio sino por lo apresurado de la decisión. Ahora sólo somos amigos, tal vez siempre lo fuimos (el año pasado sólo nos vimos dos veces).
  1. Estos días me han animado más a querer ser padre. Aún es demasiado prematuro pensar en eso, pero siempre fue una ilusión la idea de tener un niño a quien criar y educar y darle todas las cosas que tal vez no tuve, además de tener a alguien en quien confiar y amar de verdad. La adopción no es una opción para mí, es entonces que sólo me quedaría una posibilidad, que cada vez se vuelve más fuerte.
  1. Y por último, aunque siempre lo supe y ahora recién lo admito abiertamente, yo también busco novio.

lunes, 19 de enero de 2009

Esta será tal vez...

Una canción más que mil palabras... I need a little break!

martes, 13 de enero de 2009

¿Jugador?¿yo?

Un día de estos, antes de comenzar con mi rutinario trabajo:


Jefecito             : Puta, ayer me cague la pierna en una peloteada.

Asistonto (yo)   : Ah, pucha, que fue?

Jefecito             : No nada, hace tiempo que no peloteaba y me cague los meniscos

Asistonto (yo)   : Si, fácil. Es la clásica.

Jefecito             : Pero de hecho que me recupero para la gymkana, ahí la hacemos. Juegas no?

Asistonto (yo)   : No

Jefecito             : Que?

Asistonto (yo)   : No me gusta el futbol.

Jefecito             : Ah? Porque webon?

Asistonto (yo)     : No me gusta, nunca me gustó.

Jefecito             : Ummmmm, ok


Si alguien debería acabar sus días entre pelotas y canchas de gras, ese debería haber sido yo. Mi padre fue uno de los peloteros más prodigiosos que su tierra vio nacer y mi madre una de las mejores voleybolistas que haya pisado el Estadio Nacional. Entonces lo más lógico era que su primogénito, osea yo, fuera todo un deportista y que además sea el mejor para traer los laureles y orgullo a la familia. La verdad que no. Tan cruel fue el destino para mis padres que nunca me gustó una pelota.


La verdad que antes de saber mis verdaderas preferencias (en realidad, de descubrir que mis preferencias eran más amplias), nunca me gustó ese deporte, no le veía la gracia. Detestaba pisar un estadio, me parecía un lugar tan llano y aburrido. Mis viejos siempre hicieron todo lo posible por que me guste. Academias de fútbol, fotos con jugadores, camisetas de Alianza Lima, pelotas por montones. Pero nada, el fútbol me parecía tan interesante como escuchar una conversación de dos pasivos saliendo del DownTown.


A medida que fui creciendo, mi desinterés se fue convirtiendo en rechazo. No me extenderé en las razones por las cuales no me gusta el futbol nacional, ya que son las mismas razones por las que no me gusta mirar un partido de futbol. Mis amigos lo saben; saben que no entiendo ni un solo término del tema, que no se cuantos equipos son, no se las estrategias que utilizan (para mi sus alineaciones me parecen tan complicadas de entender como los números que gritan los dateros a las combis), y todo cuanto tenga que ver con una esférica, redonda, circular, etc. No niego que me emociona ver a la selección jugar, aunque sepa el resultado final, pero creo que en ese caso es más una cuestión de euforia patriotera, que también podría sentir por otro deporte.


En realidad, no soy bueno para casi ningún deporte. Alguna vez practique natación y ahí quedo, no le di mas. Otra ocasión intenté el básquet (por mi talla), pero las zapatillas que utilizan me parecen horribles. Ahora, estoy tratando de animarme para entrar al gimnasio, recortando horas a otras actividades, lo intentaré pero no me prometo nada. Mi profesión no me obliga a ser el más guapo del mundo, pero, como me dijo un amigo, tendría que hacerlo por mi mismo, por sentirme bien y que eso se refleje en mi ruleteada autoestima.


Lo que si no sé es si es cuestión de género. Creó que a la mayoría de gays no les gusta, aunque tampoco caeré en la versión trillada de que sólo les gusta el voley. Lo que si estoy seguro, es que así como yo, hay muchas más mentes lúcidas (Ja!).

 

p.D. Para muestra, un botón.



lunes, 5 de enero de 2009

[...]


Soy muy malo para expresar mis sentimientos, y él se dio cuenta. Para mí fue una noche de primeras veces. Fue la primera vez que casi no llegó a la hora y decidí tomar un taxi desde un lado (mi casa) hacia el otro lado de Lima (el parque Kennedy), al precio que sea. Fue la primera vez que camine tanto en una cita (si es que puedo llamarla cita). Fue la primera vez que a pesar que me gustaba tanto, no lo besé o abracé. Fue la primera vez disfrute tanto de una ensalada de frutas. Fue la primera vez que la noche me pareció corta. Fue la primera vez que salí con él.


Él es un chico conocido. Muy lindo y fue una de las pocas personas que oso agregarme. Nos conocimos hace poco y creo que desde el principio apareció algo, a pesar de ciertas vaivenes que se dieron en el camino. El es menor que yo, estudia una profesión totalmente diferente a la mía, pensamos muy diferente en muchas cosas y es muy posible que vivamos vidas totalmente diferentes. A pesar de todo, quisimos conocernos. Tal vez no soy bueno para revelar los detalles, pero puedo asegurar que, al menos yo, la pase muy bien.


Lo único que no me gustó, fue no abrazarlo cuando quería en pleno puente de la bajada de Balta, cuando caminábamos como dos desorientados cerca de las 10 de la noche. Me dio miedo no ser correspondido, aunque después el me dijera que fui un tonto porque si lo hubiera hecho. Tal vez es mi rara personalidad que retrae mis sentimientos hacia dentro cuando deberían salir despavoridos. Después de comer yo quería quedarme pero él tenía que regresar a casa. Lo acompañe a tomar su taxi, y se despidió diciendo que ya esperaba nuestra siguiente salida. Yo esperaba el mío pero apareció un bus y bueno, ahorro es progreso. Me llamó en el camino y lo poco que pude entender, por los ruidos de radio la Mega a la medianoche, es que tuve que abrazarlo. Mejor hablamos al llegar a mi casa. Aunque me suponía que para entonces estaría dormido, Y así paso.

 

p.D. Sólo espero que trates a nuestro Globo como si fuera el más bello producto de lo que pasó esa noche.  No se que estaría naciendo en mí, pero estoy seguro de que sea lo que sea, es sincero.