martes, 17 de febrero de 2009

Boquita que come...


Una de las lecciones más importantes que te enseña el trabajo es el verdadero valor del dinero. No el contable, económico o el de cualquier otra perspectiva, sino el esfuerzo de ganarlo y, sobretodo, cómo, donde y con quién gastarlo. Antes probablemente él único esfuerzo que hacía para obtenerlo era un proceso de incansables mimos para que llegue el fin de semana y mi madre suelte todo lo que necesitaba. Hoy por hoy lo único que le pido es permiso. Aunque no parezca, me siento mejor al gastar algo que me costó esfuerzo durante toda una quincena para disfrutarlo de la manera que más me plazca, sin rendir explicaciones a nadie. Total, es mi dinero y yo soy mi propio contador. Nunca fue para mi un problema saber donde y cómo gastarlo, son cosas que siempre las tuve y las tengo claras, pero muchas veces con quién salir era todo un problema, incluso ahora.


No recuerdo la cifra de cuantas citas he tenido en mi vida, pero si recuerdo la forma como se presentaban las situaciones. Antes, casi siempre llevaba lo suficiente para mi taxi, algo para comer, tal vez el cine y, bueno, un adicional por si aparecía un imprevisto (“¿te parece si vamos a un lugar más cómodo?”). Lo curioso de todo, y tal vez me llamen duro, es que casi siempre era muy al estilo norteño, osea, cada uno bailaba con su propio pañuelo (fácil por eso soy fanático de la marinera). No siempre era así claro está. Yo no tenía ningún problema en invitar alguna noche, pero ellos preferían pagar. Otros, muy al contrario, prefieren ser invitados, tal cual un señorito de su casa. ¿Con que tipo me fue mejor? Pues con los primeros.


No tengo nada en contra de invitar a alguien a salir, es más, muchas veces lo hago con mis amigos, pero en una primera cita no me parece la situación más adecuada. Siendo sinceros, nadie sabe a ciencia cierta si la pasarás bien o mal en esa salida y a veces es mejor no arriesgarse invitando en una primera vez. Además que este tipo de actitud habla mucho de una persona. Una salida sin compromisos, relajada no depende mucho del lugar, sino de la compañía. El problema con los invitados es que el “patrocinador” siempre va esperar algo a cambio. Bien dice el dicho popular “boquita que come, c*lito que paga”. Aunque no es mi caso en particular, y las personas que me conocen lo saben. Generalmente no acostumbro a pedir nada a cambio de cualquier cosa que haga, esa es mi manera de decir a un amigo lo mucho que lo quiero o lo estimo, pues muy pocas veces soy algo expresivo o detallista.


Otra cosa que me parece ridícula, es que los roles en la cama se transfieran a todo lo demás. Si el activo es el hombre, entonces el pasivo… Soy una persona totalmente tolerante, puedo ser algo presumido a veces, pero nunca le hago asco a nada. ¿A que viene todo esto? No me gusta cuando piensan que porque uno tiene un determinado rol tendría que serlo para todo el resto. No way. A mi me cuesta horas de horas estar sentado en una oficina trabajando y con eso puedo comprar lo que quiera pero jamás estaría dispuesto a comprar un novio. No lo haré ahora y menos cuando sea mucho mayor. Para mi es algo lamentable ver a gente de 30 o 40 años saliendo con chicos por un poco de cariño, y estos explotando su juventud y sus lozanos rostros para luego lucir a su punto de la noche, que pondrá los tragos a todos sus amigos. Tal vez en algunos casos exista amor verdadero, pero no conozco ninguno de cerca.


A pesar que el tema del dinero muchas veces parezca ridículo y poco caballeroso, es esencial tomarlo en cuenta. No todo en la vida es color de rosa y del amor sólo no se vive. A pesar que uno pueda manejar cierta estabilidad, y “lo cortés” sea que uno pague, ir a medias es lo más justo y menos incomodo, pues en una salida se supone que se divierten los dos no uno sólo. Nadie esta pagando los servicios de compañía del otro. Si se comienza invitando una primera y las demás veces, tengan por seguro que siempre lo harán, porque si llegan al noviazgo así ya no habrá marcha atrás y te convertirás en el financista de su vida. Una excusa como el de “mi vieja no me da” pueden ser cierta, pero no cuando él se jacta de llevar una vida acomodada. Si no tienes para una cita, pues ni modo para otra será. Y si siempre pagas, pues allá tú, resígnate a ser el amigo con plata del grupo. Ustedes, ¿qué opinan?


p.D.1 Podrán llamarme duro, codo, tacaño, solterón, todo lo que deseen, las aceptaré. Prefiero eso a ser el tonto útil o novio regalón de alguien.


p.D.2 Aunque pareciera lo contrario, no estuve de mal humor cuando escribí este post.



martes, 10 de febrero de 2009

Sex paper



Muchos años atrás nadie, ni siquiera yo, podía pensar que también me gustarían los hombres, y menos si supiesen las cosas que hacía, como cualquier otro púber de 12 o 13 años. Antes mi familia vivía junto con la familia de unos tíos, y por ende, todos convivíamos bajo un mismo techo. Para el caso, el hijo menor de mi tío, que tendría 18 o 19 en aquellas épocas tenía una colección entera de revistas y videos porno, supuestamente secretos en su cuarto pero que yo hábilmente descubrí y comencé, junto con algunos amigos de mi casa, la aventura de descubrir la sexualidad de cada uno.

Como era de esperarse, este material era totalmente heterosexual y por aquellas épocas recién entendía el gusto por el cuerpo ajeno, la admiración en cierta forma morbosa e ingenua, que todo mocoso siente al ver los pechos de una mujer despampanante. Pero lo que si debo confesar, es que a diferencia de mis demás amigos que sólo apreciaban y tiritaban bajo las sábanas con una imagen femenina, yo miraba un poco más allá de la toma, y notaba con cierto disimulo y mucha curiosidad a un hombre desnudo.

Al pasar los años, yo aún seguía viviendo en un mundo heterosexual que rápidamente cambiaba la forma de acceder a materiales al rojo vivo. Ya no eran épocas de revistas, sino de cabinas de Internet y Messenger generalizado donde los links corrían de ventana en ventana. Recuerdo que la primera página que vi por mi cuenta una web “solo para adultos” (la clasificación la hacía más interesante de visitar) fue la de Playboy. No me impresiono del todo pues creo que ya estaba perdiendo el gusto por apreciar la imagen y empezar a probar lo real (tenía 15 si más no me equivoco), además que uno llega a una etapa en que se pierde el gusto. Pero, al margen de lo que hiciesen los demás, no lo tome como una rutina sino algo que me ayudaba a desfogar instintos naturales, pues que levante la mano quien nunca se haya masturbado a los 15 años.

No recuerdo exactamente cuando, ni cual fue pero si estoy seguro de quien se trató. Era la primera vez que escribí en Google la palabra “sexo gay”, tenía casi 17 y sabía que es lo quería: tener sexo con alguien de mi mismo sexo. No sabía cómo, así que esa dichosa frase me llevo a conocer a un tipo que apenas lo vi en la galería de imágenes de esa página, me quede prendado. Ok, solo era una imagen y tal vez nunca lo conocería, pero si confieso que más de una vez tuve mis aventuras pensando que mi acompañante tenía su rostro. Mentiría si escribiera que nunca volví a visitar una página de sexo gay, porque no es cierto. Mientras no se pueda jugar con lo real, siempre está la imaginación, y una computadora de ayuda, con amplias opciones de estimular los sentidos. Eso si, siempre tomando el self-help como la última opción, dándole a entender que siempre será la otra.

Tal vez a estas alturas ya muchos se escandalicen o agarren los rosarios, pero no me parece que fuese para tanto. Siempre quise hablar de este tema en el blog y hoy lo hice, sin mayores temores. Con mis amigos heteros es un tema de lo más normal y debería ser lo mismo con mis amigos gays, pero no sé porque nunca he tratado el tema con ellos. Sólo una vez uno de ellos me confeso que si tenía algunos videos que el mismo había bajado y con eso se satisfacía cuando el lo asumía necesario, osea, cuando buscar un punto deja de ser una opción momentaneamente. A manera de respuesta, como para que no quede impar la situación, le conté que tenía un actor porno preferido (es que también es reguapo el condenado), y debe ser mi preferido porque es el único actor del cual me dio extrema curiosidad en saber su nombre. Lo curioso fue que alguien quien jamás pensé que sabría mucho del tema, me dijera: ¿que?, ¿él? ¡Ese pasivo!, para luego decirme que no le gustaba pues, en su caso, pan con pan no pega.

Fuera de eso, no conozco más sobre el tema desde el punto de vista gay. Aparentemente podría decir que es de lo más normal por la naturaleza misma, pero sería también lo más trillado y estúpido, porqué así como en todos lados se cuecen habas, sobre todo en esta ciudad, donde la hipocresía es un atributo generalizado. No creo que mirar y hasta imaginar poseer un cuerpo que no tenemos en frente este mal, lo malo esta cuando lo real sólo dependa de imaginar.

 

p.D. El actor del que hablaba es Brent Corrigan, imagen del post.

martes, 3 de febrero de 2009

Aquí, otra vez

Tal vez aún no tenga un destino claro. Esa fue la frase que plasmó este blog antes de decidir tomarme unas breves vacaciones (muy breves), incluso imperceptibles a la curiosidad o preocupación de algunos. Vale decir que desde su creación, este blog para mi fue una especie de catarsis renovada que antes se plasmaba en pequeños retazos de papel o historias relatadas a un breve circulo de amigos. En verdad, nunca fue mi intención que tuviera acogida, pues admito que soy bueno para muchas cosas, pero el relato y la creatividad narrativa no es mi fuerte. 

Para mí lo más curioso de volver a revisar mi blog después de más de una semana, además de toparme con las nuevas historias de los blogs que siempre leo, es que aparecieron nuevos seguidores. Cosa más rara del mundo pues a pesar de mi escasa modestia, no pensé que los tuviera. Está bien, ese indicador no es del todo eficiente ni nada relevante, pero me indicaba que iba por buen camino. Nunca quise cerrar totalmente esta bitácora, pero si darle un respiro a mi mente y no terminar siendo tedioso para muchos de mis lectores y para mi mismo. Ahora entiendo que escribir para mí ya no se ha vuelto una opción, sino una necesidad revelada ante los últimos sucesos de mi vida.

A pesar que fueron sólo algunos días que no estuve por aquí, han pasado demasiadas cosas en ese lapso de tiempo, que me tomaría un post enorme para contar. Antes que todo, hoy puedo afirmar que quien con niños se acuesta, amanece mojado. La expresión no es del todo literal, pero para mi representa un gran significado ahora. Quisiera contarlo en un post, pero al igual que otros temas, lo dejaré sólo para mi.

  1. Fui dos sábados seguidos al DT después de muchos meses, confirmando una vez más que cada vez que voy me dan menos ganas de regresar. Se que aún tengo 20 años y que se supone que estoy en la etapa de querer salir, bailar, tomar, tirar, etc., y si tengo esas ganas, pero no en el DT  ni en ninguna otra disco donde la atención y el público ya no son los mismos. Este sábado último la disco estuvo a reventar, con eso no tengo problema, pero si con algunos que si fueron. Un amigo me dijo que escogí mal el día, en verano siempre es mejor ir los viernes. Tal vez iré, total el DT me queda a un par de cuadras del trabajo, pero no por estos días.
  1. Salió mi ascenso. No llevo dos meses aún aquí y dejaré de ser practicante para ser asistente directo. Como siempre, mis logros profesionales son los únicos que celebro, porque un “logro” amoroso uffffffffffffff…
  1. Mi mejor amigo se fue a vivir con su pareja y ahora me recrimina la falta de tiempo y lo decorativa que fue nuestra amistad. Muy típico de él (y muchos otros) que cuando se emparejen se olviden de los amigos y cuando ellos nos necesitan, nos recriminen el hecho de que ya no estemos ahí. Para mi, esa mudanza es el peor error de su vida, y no por su novio sino por lo apresurado de la decisión. Ahora sólo somos amigos, tal vez siempre lo fuimos (el año pasado sólo nos vimos dos veces).
  1. Estos días me han animado más a querer ser padre. Aún es demasiado prematuro pensar en eso, pero siempre fue una ilusión la idea de tener un niño a quien criar y educar y darle todas las cosas que tal vez no tuve, además de tener a alguien en quien confiar y amar de verdad. La adopción no es una opción para mí, es entonces que sólo me quedaría una posibilidad, que cada vez se vuelve más fuerte.
  1. Y por último, aunque siempre lo supe y ahora recién lo admito abiertamente, yo también busco novio.